sábado, 11 de junio de 2011

Soledad de diagonales

Gritan en la diagonal unos tacones lejanos, y la soledad se cuela por cada baldosa rota.
Es la chica que está sola. Ayer en la plaza, hoy en la calle, mañana en la vida.
Piensa en eso y se ríe, desenfrenadamente. Quizás así se ahuyenten los miedos.
Suspira de a ratos besando el cigarrillo.
Con las manos frías y los asuntos pendientes amontonados va perdiendo esperanzas por el bolsillo roto del piloto gris.
Los miércoles nunca fueron buenos días, pero hoy es viernes y ella no está enamorada.
Solloza de a ratos y el corazón se le estruja contra los pulmones como queriendo ser humo para escaparse de sus adentros.
Hoy no habrá agua que lave la lágrima, se pone difícil para desmaquillar el alma.
Ismael le dice que “no estará sola”, pero creerle últimamente no es su fuerte.
Es la chica que está sola y el tiempo pesa en los parpados, paso a paso, día a día.
Para temprano es tarde mientras que en los bolsillos ya no queda nada y los pensamientos pierden la forma al entrar en su cabeza.
Es la chica que está sola y el cigarrillo se ha consumido...