miércoles, 31 de marzo de 2010



Es hora de volver a mí.
Con un sabor cuasi dulce entre los labios, luego del efímero roce de tu alma, es hora de volver a mí.
No es olvidar, no es perder, no es caer… es volver.
Es volver a lo que solía ser antes de encontrarte.
Es resignar lo que no pudo ser para guardar lo intangiblemente sublime de lo que fue. Aunque no haya sido nada, aunque lo haya sido todo.
Mirarte de lejos, sonreír, suspirar y seguir el camino. Mi camino.
Aunque duela un poco el que no se cruce con el tuyo, aunque arda la sensación de saber que no serán uno, aunque se escape una lagrima al dar vuelta la pagina.
No es morir, no es marchitar, no es desterrar… es guardar.
En una caja verde, con mariposas azules y melodías de Yann Tiersen.
Dentro del baúl del alma, ahí, al ladito de los besos de película y de tus sonrisas de costado.
No es callar, no es omitir, no es desistir… es elegir.
La magia, al desencanto.
El sueño, a la realidad.
El quizás, al no rotundo.
El recuerdo, al ojalá.
Es hora de volver a mí.
No es partir, no es disculpar, no es un final.
Es hora de volver a mí.
A la esencia del aire que soy, a cortar las cadenas de lo que quizá llegue a ser, a la libertad infinita de los que no tenemos lugar.
Al sentimiento inconformista de vivir sin un par.
A esa sensación estremecedora de libertad, que quizá pudiera llamarse soledad…
Es volver a mí.
A la bitácora de besos sin amor guardada entre mis labios.
Al recuerdo de los
no-momentos compartidos.
A los abrazos sin alma, sin profundidad, sin otro particular…
Es volver a mi, cabizbaja y silbando despacito al yo que se acostumbra a acompañarme día a día, noche a noche, con la hiriente de duda de saber si quizás alguna vez pueda dejar de regresar…








Porque a pesar de su libertad, este aire anda buscando un puerto al que arribar...

viernes, 12 de marzo de 2010

LISÉRGICO... sin acido.

Rápido, rápido. Como si escapáramos de una catástrofe a punto de ocurrir.
Rápido sácame de acá.
Verde, naranja, blanco, negro.
Rápido los colores de la ciudad se van desvaneciendo a nuestro paso.
Rápido se mezclan hasta perder todo sentido.
Rápido, como nosotros corriendo sin lugar alguno al que llegar.
Rápido, rápido.
Las cosas se suceden demasiado desordenadas, atiborradas de sentimientos sin razón de ser.
Preocupaciones, problemas, excesos, demencia.
Demencia, rápida demencia empedernida en perseguirme.
Amarillo, azul, rojo, gris.
Lentamente desaparecen las caras, los cuerpos, las formas.
Formas, formas deformes, como yo, como vos, como todo esto.
Tu mano y un tren.
Tu mano y un tren son todo lo que necesito.
Un viaje.
He viajado con vos tantas veces, tantas veces que ni los dedos de toda le gente alcanzan para contarlas.
No estabas conmigo, estabas en mí, no había posibilidad alguna de que dejaras de acompañarme en mis viajes.
Pero esta vez lo necesito, te necesito, a mi lado, te necesito a mi lado. Tu mano, tu mano.
Tu mano y un tren.
Un tren que viaje rápido, rápido.
Rápido lejos de acá, lejos de todos, cerca tuyo.
Y en la velocidad quizás me encuentre. Lejos de todos, conmigo dentro mío.
Desapareceré al fin de los espejos, dejare de buscarme en las estaciones, solo para encontrarme contigo y conmigo.
En un tren que viaje rápido, lejos de todos, con tu mano, con vos cerca mío y conmigo.
Al fin de todo conmigo…

Siempre conmigo.