miércoles, 26 de mayo de 2010

Toda una hazaña.



La ciudad parece un mundo…” cantaba Serrano, mientras el mundo poco a poco se metía dentro mío.

Llegar se siente siempre tan extraño… una pasada valija, un nudo en la garganta y algunas lágrimas indecisas que aguardan para tirarse al precipicio.

Es la indignante sensación de no entender cuando me voy o cuando regreso, el vaivén constante entre una casa y un hogar, lo momentáneo y lo cotidiano… el traspaso, el proceso, el tiempo.

Nuevamente la ciudad se me hace carne y me pierdo entre las calles, entre los silencios, las miradas sin destino, los taxis, los excesos.

El micro de larga distancia que me trae a tu ciudad, a esta ciudad que de a poco se va convirtiendo en mía también, ya llegó a su última parada.

Los pocos cientos de kilómetros, son ahora tan solo unas cuantas cuadras, sin embargo estás tan lejos…

La ciudad parece un mundo, cuando se ama a un habitante…” y hoy tengo tantas cosas que me gustaría contarte…

Que el sol de nuestro pueblo sigue siendo igual de lindo, y en este mayo bicentenario, iluminó las sonrisas de la gente.

Que las hojas cubren las calles y me sigo sonriendo cuando las piso al pasear en bicicleta.

Que me empache de sonrisas de fin de semana largo, que hice música, que me reí a carcajadas…

Que a mi abuelo cada vez le cuestan más las despedidas, que se quemaron algunos focos de la plaza.

Que vi caras que hace mucho no veía, que aún así, estuve buscando tu mirada.

Que me enloquecen ciertas personas, que ahora me guardo ciertas palabras.

Que siempre siento como si algo faltara, que mis sobrinos están gigantes, que por las noches a veces, espero tu llamada.

Que mis delirios ya no son como los de antes, que compré un piloto gris, que tengo ganas de escupirte lo que siento, que el mañana se me acaba.

Que sobre la mesa me esperan libros, con romanos, con leyes, con cosas que amo de tu alma.

Que en estas noches de otoño hay que salir algo abrigado, que el invierno no va a tardar en llegar y mis manos siguen frías, mi nariz como siempre, mas que helada.

Que, ya ves, el intentar volver a mi fue un fracaso y regresar a esta ciudad, toda una hazaña




P.D: Perdón por mis destiempos, se me complica ultimamente subir escritos o comentar en sus blogs. Sepan que los sigo leyendo y les agradezco profundamente que sigan ahi! Un beso enorme, con gotitas de agua!


8 comentarios:

  1. Qué bueno Lucía!
    Bienvenida y tranquila si no puedes comentar. Lo importante es escribir y sacar lo de adentro no?
    besos inmensos.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado mucho tu escrito, muy particular y fresco. Lo he disfrutado a mil. Gracias por tus palabras y tu visita. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. qué entrada más sentimental, me ha gustado mucho, recordar lo que era tu ciudad y ver que las cosas cambian y otras siguen igual...

    Me maravilló la entrada..

    saludos

    ResponderEliminar
  4. Si te digo que cada vez que vuelvo a mi ciudad, con velocidad de un rayo hago visitas, miro caras conocidas, pateo veredas vacías y calles sin coches, desesperadamente quiero hacer toda una vida en un fin de semana y aún sigo viendote, abrazada a mi cintura en la pileta, riendo en la plaza, caminando en la avenida en direccion al centro, ¿me crees?

    ResponderEliminar
  5. Me gustan esos versos pequeños...

    ResponderEliminar
  6. Un muy buen texto, para un blog que me sorprendió gratamente.

    Saludo y beso

    ResponderEliminar
  7. que bonito Lucía, que bonito!
    un placer leerte!
    un beso!

    ResponderEliminar